martes, 22 de mayo de 2012

Hoy volví al sitio en el que te vi por primera vez. Buscaba las sensaciones perdidas, las promesas que ya no valen nada. Quizás algún día tú también me busques, puede que yo ya no esté allí o puede que siempre te espere.


lunes, 14 de mayo de 2012

Give me butterflies

Gracias, gracias a ti. Hoy me has echo feliz, sin siquiera darte cuenta. Esos 30 minutos han sido los mas agradables del día. Debo decir que al principio, cuando estoy contigo estoy nerviosa, luego me calmo. Me agrada que me toques el pelo. Cuando me quejo de que me molestas en verdad me gusta que lo hagas, porque estás pendiente de mi. Y cuando he apoyado mi cabeza en tu estómago ha sido la mejor sensación de todas. 

pd: Adoro tu olor y tus abrazos, tus gestos y tu sonrisa, tu forma de hablar y de dirigirte a mi.

sábado, 12 de mayo de 2012

Y entonces llegaste tu, abriste la puerta en la que dice Welcome y te dejé pasar. En ese momento eras uno mas, no creí que llegaras tan lejos. Poco a poco fuiste abriendo puertas y mas puertas, observaste por ventanas y tomaste nota. Ahora, sin saber como, has llegado a tal punto en que estoy confundida. Demasiadas cosas en tan poco tiempo, necesito reflexionar. Quizás las abres demasiado rápido, o tal vez sea yo que no estoy acostumbrada. Has llegado a la parte de mi cabeza, donde te recuerdo la mayor parte del tiempo, también llegaste a mis labios, los cuales cuando te ven se ponen felices y una ligera sonrisa sale de ellos, estás cerca de entrar a la mayor puerta de todas. El corazón. Tengo miedo. Ahí dentro pueden suceder muchas cosas, pero será difícil que salgas de el. Si te arriesgas, piénsatelo antes de actuar, o seré yo quien sale perjudicada.

sábado, 28 de abril de 2012

Avanza lentamente

Todo empieza con un nudo en la garganta, cada vez mas fuerte. Nervios, temblores y mil pensamientos. Lágrima tras lágrima recorren mi rostro. Dicen que las lágrimas son como la lluvia, cuando las nubes no aguantan mas agua dejan que caiga, eso pasa con el corazón. Aguanta hasta que no puede mas y deja caer lágrimas. Algunos dirían que tan solo son lágrimas, pero algo tan pequeño puede significar mil y una cosas.

Siento impotencia hacia mi misma, pienso que podía haber sido mejor, que lo podría haber hecho de otra forma. Recapacito unos minutos.
Pasa el tiempo, la manecilla del reloj va avanzando lentamente. Entonces, me doy cuenta de que no solo soy yo. El tampoco pone de su parte, y eso me alivia un poco, pese a que la impotencia sigue presente.
Es amor, dolor  e impotencia.


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domingo, 8 de abril de 2012

Tener un pájaro en una jaula situada al aire libre.

Olvidar... Esa palabra tan fácil de pronunciar y tan difícil de cumplir... Muchos lo hemos intentado, unos lo han conseguido y otros, como yo, no hemos sido capaces. Sí, tal vez te he sacado de mi mente, pero sigues permaneciendo en mi corazón, eso no es olvidar, es como tener un pájaro en una jaula situada al aire libre. Quizás este texto sea un tanto corto, pero prefiero ser breve y clara a que este texto sea excesivo y complejo.

jueves, 29 de marzo de 2012

Amor y Locura


Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: "Vamos a jugar al escondite". La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó: ¿Al escondite? ¿Y eso cómo es? Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde unos hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardía prefirió no arriesgarse. Uno, dos y tres, empezó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se encontró tras la sombra del triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la hendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnífico para la libertad, y así terminó en ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para el. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes. El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso, no es lo importante. Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. Un millón!, contó la locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología y a la pasión y el deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas. De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda resultó todavía más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aun de que lado esconderse. Así fue encontrando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos. Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.